Faltaban 3 días para la Noche de Reyes. No para una noche de Reyes más, sino probablemente, la noche de Reyes más especial hasta la fecha.
Este año ha sido tan raro, tan difícil para los niños, los Reyes no iban a poder desfilar en la Cabalgata ni saludar a los niños pero harían que su presencia fuese tangible para ellos.
El viaje lo estaban preparando a lo grande, el salón real estaba lleno de sacos con juguetes envueltos y colocados, las inmensas listas de niños llenaban todas las paredes de la entrada a Palacio.
Federico y los pajes habían trabajado tan intensamente los últimos meses que estaban más cansados que nunca.
Entonces Baltasar exclamó: – Federico, vamos a hacer una excursión antes del viaje, un viejo amigo ha organizado una carrera de camellos en el desierto y me gustaría participar, y ganar!
Federico le miró sonriente: -Una carrera de camellos? Me apunto!
En diez minutos, una veintena de pajes estaban listos para ayudar a Baltasar.
(…)