29. David y Goliat

Hoy os traemos una historia apasionante que muchos ya conoceréis. se trata de la historia del joven David que se enfrentó al temible Goliat ¿Quién creéis que ganó?

Hace muchos, muchos años, en el antiguo reino de Israel vivía un joven llamado David.

David era el hijo pequeño de una familia muy humilde. Su padre era pastor y pasaba horas cuidando a sus ovejas para poder mantener a su familia.

Por aquel tiempo, el reino de Israel se encontraba en guerra contra sus mayores enemigos, los Filisteos. Unos guerreros crueles y temibles.
Para luchar contra ellos, el rey Saúl, había reunido a fuertes y valientes soldados entre los que se encontraban los dos hermanos mayores de David.

Cómo David era más pequeño y más joven que sus hermanos no podía ir a luchar y en cambio ayudaba a su padre con las ovejas y con los quehaceres del campo.

Entre los filisteos había un guerrero especialmente peligrosos y al que todos temían. Se llamaba Goliat y era gigante. Tenía un tamaño mucho mayor que el resto de soldados, sus brazos eran grandes y fuertes y sus manos podrían aplastar rocas… Nadie se atrevía a luchar contra él… parecía invencible.

Un día, Goliat pidió al rey Saúl que encontrase un soldado lo necesariamente fuerte y valiente como para pelear contra él…
Tan seguro estaba Goliat de que él podía ganar a cualquiera que grito:

  • Sé que es un imposible, pero si uno de vuestros soldados se atreve a luchar contra mí y gana, nosotros los filisteos dejaremos de luchar contra vosotros y a partir de ese momento seremos vuestro s esclavos . En cambio, si pierde, vosotros trabajaréis para nosotros para siempre.

Todos los israelitas querían que se acabase la guerra, pero nadie quería luchar contra Goliat, el guerrero más grande y temible de todos. Sabían con seguridad que él los ganaría, con solo tocarles les aplastaría con su fuerza.

David, que nunca se metía en peleas y no le gustaban las luchas estaba enfadadísimo con las amenazas de Goliat.

  • ¿Qué se cree ese gigante? – preguntó David a sus hermanos – Qué nadie se va a atrever a luchar contra él?
  • Goliat lleva más de 40 días amenazándonos – respondió el hermano mayor – pero nadie se atreve a desafiarle, pues es el más temible de todos los guerreros..

David cogió aire y exclamó:

  • ¡Sin nadie más lo hace, yo lo haré!!

Sus hermanos le miraron con preocupación, incluso se enfadaron con él, pues sabían que, si David se enfrentaba a Goliat, él le mataría.

  • La guerra no está hecha para los niños , David. Tu lugar está junto a papá, ya está muy mayor y necesita ayuda. Si mueres, nadie podrá cuidar de las ovejas y toda la familia morirá de hambre.
  • Lo sé – contestó el joven subiéndose a la mesa – pero si yo no lo hago, todo el pueblo de Israel tendrá que trabajar para los Filisteos para siempre. Además, puede que yo no sea fuerte pero seguro que soy mucho más listo que ere gigantón sin cerebro…

Unos soldados que se encontraban cerca de David y sus hermanos oyeron la conversación y comprobaron con sorpresa como David estaba dispuesto a enfrentarse al malvado y terrible Goliat. Rápidos, corrieron a avisar al rey de que por fin había alguien lo suficientemente valiente para enfrentarse al gigante.

El rey al enterarse corrió a casa de David para conocerle.

Cuando le vio quedo desilusionado al comprobar que o se trataba de un fuerte soldado sino de un joven y pequeño muchacho.

  • Joven David, no puedes luchar contra Goliat. Eres pequeño y demasiado joven y Goliat es un gran guerrero, con muchos años de experiencia – advirtió el rey.
  • Seré pequeño señor, pero soy valiente – dijo David –

El rey y los hermanos de David, que temían por su vida, intentaron impedir que fuera a luchar contra Goliat, pero el muchacho estaba decidido y armado de valor, así que emprendió su camino en busca del gigante.

Caminó durante un largo rato y al pasar cerca de un riachuelo se agacho y cogió cinco piedras y se las guardó. Después sacó un trozo de cuerda que utilizaba para agarrar a las ovejas cuando se escapaban y la anudó haciendo un circulo, en forma de onda. Después siguió caminando.

Cuando llego al lugar donde se encontraban los guerreros filisteos gritó:

  • Gigante, acepto tu desafío.Yo lucharé por mi pueblo. Si gano, nos dejaréis en paz para siempre, si pierdo, os serviremos en todo lo que deseéis.

Al verle, Goliat se enfureció muchísimo. No podía creer que el rey Saúl mandase a un joven y pequeño pastor a luchar. Pero aún así, por no fallar a su orgullo, acepto el trato.

  • Acabaré contigo antes de que te des cuenta – gritó el gigante. No podrás ni contra mi fuerza ni contra mis armas..
  • Tu vienes hacia mi con tu fuerza, tu espada y tu jabalina -le dijo David, pero yo te venceré con mi inteligencia.

David llevaba en la mano la onda que había fabricado con su cuerda, y dentro, una de las piedras que había cogido. Se acercó un poco más a Goliat, que le esperaba con su espada en la mano y con mirada amenazante, y le dijo señalando con el dedo el horizonte que se extendía a lo lejos:

  • ¿Ves el horizonte Goliat?, lanzaré mi piedra con tanta fuerza que te empujará y volarás aún más lejos.

El gigante se giró para mirar hacia el lugar que señalaba David y en ese momento David agitó su onda y le lanzó la piedra con todas sus fuerzas y con una puntería excelente. Tanto, que dio de lleno al malvado gigante en la cabeza y lo derribó por completo.

David, había utilizado su inteligencia para despistar a Goliat y lanzarle la piedra antes de que este pudiese atacar.

Todo el mundo se quedó boquiabierto con la precisión con la que el joven había lanzado la piedra, pero más aun con su fuerza, ya que nadie pensó que un pequeño pastor podría derrotar a semejante gigante.

El rey Saúl felicitó al valiente David, y a partir de entonces se convirtió en el héroe de Israel, por lo que nunca le falto de nada…

Y colorín colorado, este cuento encantado se ha acabado.

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