El cuento del Bosque Encantado
Cuenta una leyenda, que en medio de unas altas montañas, junto a un precioso y cristalino arroyo, existe un bonito bosque al que ningún humano ha ido jamás. Muchos han intentado encontrarlo pero todos han fracasado. Se encuentra tan escondido que ninguna persona ha conseguido encontrar el camino.
Los animales que habitan allí, conviven en paz y armonía, disfrutando de su pequeño paraíso.
Una vez al año, organizan una gran fiesta a la que acuden todos los animales sin excepción. Es, sin duda, el acontecimiento más divertido y todos la esperan siempre con muchísima ilusión.
Cada año, antes de empezar los preparativos de la gran fiesta se reparten tareas a cada uno de los animales. Así, todos colaboran en la organización.
Aunque la fiesta se celebra todos los años en primavera, hubo un año que ocurrió algo especial. Algo mágico que cambió aquel bosque para siempre…
Ese año, era la primera vez que la cerdita Rosy iba a encargarse del catering. Ella iba a ser la encargada de toda la comida y bebida de la fiesta y estaba un poco nerviosa porque no quería fallar con nada.
Se había propuesto preparar la mejor merienda que se hubiese visto jamás y para ello tenía que ponerse manos a la obra. Lo primero era hacer una lista de todas las cosas que necesitaba. Así que allí estaba, sentada sobre una gran roca, anotando todo: pan, chocolate, bizcochos, zumos…
De pronto, un fuerte ruido la sobresaltó. Miró a su alrededor pero no vio nada:
- Qué raro, pensó. Pero siguió escribiendo en su cuaderno… fresas, arándanos, galletas…
Poco rato después volvió a oír un ruido igual que el anterior pero más fuerte.
Entre los arbustos apareció Miki, su amigo el erizo:
- ¿Has oído eso?, le dijo
- Sí -respondió Rosy- ¿Qué habrá sido?… ¿Vamos a ver?
El erizo asintió y juntos se dirigieron al lugar de donde venía el ruido.
A lo lejos vieron como unas zarzas se movían de un lado para otro.
- ¿Hay alguien ahí? Dijeron los animalitos un poco asustados.
No hubo respuesta
Armados de valor se fueron acercando poco a poco…
Las zarzas cada vez se movían más y de ellas provenía un extraño ruido.
Al llegar allí, vieron que detrás de las zarzas había una criatura en el suelo, con las patas atadas y la boca tapada con un enorme pañuelo.
Le miraron extrañados. Nunca habían visto un animal así, y durante unos segundos se quedaron quietos sin saber que hacer.
El pobre animal les miraba desolado, ya que no podía moverse, ni hablar.
- ¿Qué es este animal? ¿Alguna vez has visto algo parecido? Le susurró Rosy a Miki en el oído.
- No, nunca… Parece un caballo pero… creo que no es un caballo…, siguió el erizo.
- ¡Es más bonito! -dijo Rosy. Deberíamos ayudarle ¿No?
- ¡Espera! Dijo Miki, puede ser peligroso
El extraño y precioso animal les miraba con sus ojos tristes.
- A mí me parece que es bueno y sólo está asustado- dijo Rosy. Ven, ayudarme a soltarle.
La cerdita y el erizo poco a poco fueron soltando las cuerdas del animal, hasta que estuvo totalmente libre.
Una vez que se vio despojado del enorme pañuelo que le tapaba la boca, por fin el animal pudo hablar:
- Gracias amigos. Os estoy muy agradecido por liberarme. Estaba muy asustado.
El animal les explicó que era un unicornio, el único unicornio que quedaba por allí. Llevaba varios años viviendo solo y escondido por miedo a que algún humano o animal peligroso le encontrara.
El precioso y mágico animal les contó como hacía 2 días, había bajado al río a beber agua y allí le había descubierto un terrible Ogro. Éste, no dudó en atraparle y atarle con cuerdas para que no pudiera escapar.
El unicornio, al verse atrapado por aquel horrible Ogro, se dejó caer al río y como estaba atado no pudo nadar, así que la corriente lo arrastró durante largas horas hasta dejarlo en aquella orilla, junto a esas zarzas, donde lo habían encontrado Rosy y Miki.
- Al menos pudiste escapar de ese horrible Ogro, dijo la cerdita.
- Sí, menos mal, dijo Miki.
- Aún así he pasado mucho miedo, les explicó el unicornio, pensaba que nadie me iba a encontrar en este lugar y que moriría de hambre y de sed.
De pronto, a la cerdita se le ocurrió una magnífica idea:
- ¿Por qué no te quedas a vivir aquí?, en nuestro bosque. Es el sitio más seguro de la tierra para los animales. Ningún humano ni ningún ogro ha venido aquí jamás. Todos vivimos en paz y lo pasamos genial. Además, dentro de poco vamos a celebrar nuestra gran fiesta anual y sería un momento perfecto para que conozcas a todos los animales.
El unicornio dudó durante unos segundos pero finalmente accedió. Le pareció una idea estupenda. Por fin podría vivir en un lugar tranquilo, sin necesidad de esconderse.
Dos días más tarde, por fin era el día de la gran fiesta. Ese año todos habían decidido que la fiesta fuera de disfraces, así que poco a poco los animales empezaron a llegar con sus divertidos vestidos: Toby el zorro iba de Robin hood, El conejito Tim de superman y su hermana Cleo de hada. Fredy, el primo de Rosy iba de Dinosaurio y Rosy estaba radiante con su disfraz de princesa.
Todos los animales estaban felices con su nuevo amigo el Unicornio y estuvieron durante horas jugando y divirtiéndose en la maravillosa fiesta que fue sin duda la mejor que se había organizado hasta el momento.
De pronto, unos pajaritos aparecieron volando con gran esfuerzo llevando una enorme tela blanca. La ataron con cuerdas a las ramas de unos árboles. y allí, con una preciosa pintura azul pusieron: “El bosque encantado”
- Como ahora vive con nosotros un precioso animal mágico este lugar se llamará El bosque encantado, dijeron
A todos los animales les encantó la idea y desde entonces allí siguen viviendo todos felices en su precioso Bosque encantado.