Había una vez una niña muy pobre que se llamaba Karen.
Vivía con su familia pero no tenían dinero para comprar ropa o zapatos nuevos, así que Karen sólo tenía unos viejos zuecos que le hacían mucho daño, así que casi siempre iba descalza.
En el centro del pueblito en el que vivían Karen y su familia, había una anciana zapatera que, un día que le vio descalza con los pies sucios y dañados, le hizo un par de zapatitos con unos pedazos de tela roja que le sobraron de hacer unas botas.
A Karen le encantaron
Muchísimas gracias señora -se lo compensaré
(…)