Había una vez, hace muchos años, un precioso reino con un enorme y maravilloso palacio. En él vivía un rey, una reina y sus tres hijas; la preciosas y jóvenes princesas.
El palacio era conocido y admirado por las maravillosas fiestas que allí se celebraban. Todo el mundo hablaba de lo divertidas y bonitas que eran esas fiestas. El jardín se iluminaba con cientos de farolillos, la música era sensacional y la comida que allí servían era deliciosa.
La más joven de las princesas estaba deseando asistir a alguna de aquellas fiestas. Sin embargo, cómo todavía era pequeña debía acostarse pronto.
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