Hace mucho mucho tiempo, había en el norte de Alemania una ciudad llamada Hamelin. Era una ciudad preciosa rodeada por murallas, y muy prospera, ya que en su centro había un puerto al que gente de todo el mundo iba a comerciar.
Todo era maravilloso hasta que, un día, la ciudad se vio atacada por una plaga de ratas.
Había tantas, que se subían a las cunas para morder a los niños, perseguían a los gatos y robaban los quesos de las despensas para luego comérselos. Metían los hocicos en todas las comidas, roían las ropas tendidas de la gente, y hasta agujereaban las fachadas de los monumentos más importantes de la ciudad.
La vida en Hamelin se había vuelto insoportable, y los ciudadanos estaban (…)