Para el cuento de hoy hemos elegido la popular historia de Robin Hood, un fascinante personaje del folklore inglés famoso por ser el mejor arquero y defensor de los pobres.
Hace muchos, muchos años, en un precioso bosque de Inglaterra llamado Sherwood, vivía un joven y valiente muchacho llamado Robin Hood ¿Os suena el nombre?
Robin Hood era el mejor arquero de la zona. Por muy lejos que estuviese de su objetivo, siempre que apuntaba con su arco, acertaba. Corría el rumor de que era capaz de partir una manzana en dos con su flecha, tirando a 100 metros de distancia y con los ojos cerrados…
Robin era amigo personal del rey de Inglaterra. Un rey bueno y valiente al que todo el mundo quería y al que llamaban Ricardo “Corazón de León”.
Por aquel tiempo, el rey tuvo que salir de viaje para visitar otros países y, como iba a estar fuera de Inglaterra mucho tiempo, dejó al cargo de todo a su primo, el príncipe Juan, que a diferencia del rey, no era tan querido por la gente.
Cómo todos temían, en cuanto el Rey partió de viaje, el príncipe Juan empezó a abusar de su poder. Se trataba de un príncipe egoísta y avaricioso al que sólo le importaba tener más y más dinero.
Cada día el príncipe se paseaba en su lujoso carruaje, recorriendo los pueblos y obligando a todas sus gentes a pagar grandes sumas de dinero en impuestos. Disfrutaba viendo como los más pobres tenían que darle las únicas monedas que tenían
Ante esa situación, y viendo el sufrimiento de la gente, Robin y su buen amigo Jhon decidieron trazar un plan para acabar con el abuso del malvado príncipe.
Así, un día, ambos amigos se disfrazaron de adivinas; con largos vestidos, pelucas, y un pañuelo que tapaba parte de su cara… Era imposible reconocerlos.
Durante largo rato aguardaron escondidos en el bosque, hasta que a lo lejos oyeron como se acercaba el carruaje real.
En ese momento salieron al camino y obligaron al carruaje a parar.
Buenos días, dijeron poniendo voz suave. – Somos adivinas y queremos leer la mano del príncipe y adivinar su futuro.
El príncipe intrigado accedió y dejó que las adivinas se acercasen y tomasen su mano.
Todos los guardias estaban distraídos mirando a las adivinas y fue entonces cuando los amigos de Robin se acercaron al carruaje por detrás, se metieron debajo e hicieron un agujero por el que fueron sacando todas las monedas que el príncipe había quitado a los pobres de las aldeas ese día.
Cuando Robin y Jhon vieron que sus amigos ya habían sacado todas las monedas, se despidieron del príncipe y sus guardias y se adentraron en el bosque.
Después, el carruaje siguió su camino sin que el príncipe o sus guardias se diesen cuenta de que les habían robado.
Robin y Jhon se quitaron rápidamente los disfraces y cogieron los sacos llenos con las monedas que sus amigos habían sacado del carruaje y fueron de aldea en aldea repartiendo el dinero entre aquellos pobres granjeros que se habían quedado sin nada.
A partir de ese día, Robin, Jhon y todos sus amigos empezaron a utilizar toda clase de trucos para robar las monedas de los carruajes reales y devolvérselas a los pobres.
Todo el pueblo quería a Robin Hood y no se hablaba de otra cosa más que de sus hazañas. Tanto es así que su historia llegó a oídos del príncipe Juan, que estaba desesperado por saber quién estaba robando sus monedas de los carruajes.
Al enterarse de lo que estaba haciendo Robin Hood con ayuda de sus amigos, decidió que acabaría con todos ellos de una vez por todas. Así que mandó a sus guardias a detener a todos aquellos que fuesen amigos o tuviesen relación con Robín Hood.
En poco tiempo las cárceles del palacio estaban llenas de prisioneros pues casi todos los habitantes de las aldeas eran amigos de Robín Hood y fueron apresados.
Cómo era de esperar, Robin Hood no iba a dejar a sus amigos en la estacada y de nuevo ideo un plan con Jhon para entrar en el castillo y liberarlos.
Una noche, encapuchado y muy sigilosos entraron en el castillo y poco a poco fueron liberando a todos sus amigos. Sin embargo, cuando iban a salir, unos guardias les descubrieron y empezaron a dispararles.
La habilidad de Robin con el arco les salvó y pudieron esconderse dentro del Castillo mientras buscaban otra salida
Sin embargo, los guardias ya habían dado la voz de alarma y ahora todos los guardias les buscaban.
En cuanto el príncipe Juan se entero de que Robin estaba dentro del Castillo se puso furiosos, cogió su enorme espada y salió de su habitación para buscarlo:
-Yo mismo acabaré contigo Robin Hood, dijo
Robin, se dio cuenta de que sería muy difícil que él y todos sus amigos escapasen con tantos guardias buscándoles. Así que decidió que él se quedaría en el Castillo distrayéndoles y mientras Jhon ayudaría a todos los amigos a escapar.
Aunque preocupado por su amigo, Jhon accedió y fue a buscar una salida mientras Robin se enfrentaba a los Guardias:
Estoy aquí les dijo.
Inmediatamente los guardias empezaron a correr detrás de él y a dispararle. Sin embargo, Robin era mucho más rápido y mucho mejor tirando flechas.
A pesar de eso, cada vez eran más los guardias que le perseguían (más de 100) y poco a poco le fueron arrinconando.
De pronto, cuando Robin ya no tenía escapatoria y estaba rodeado por los guardias, apareció el príncipe Juan. Con una risa malvada desenvainó su espada y ya se dirigía hacia Robin cuando se oyó un enorme ruido.
El gran portón del Castillo se había abierto y por él estaba entrando el rey Ricardo seguido de toda su guardia real.
Al ver lo que estaba pasando, el rey amenazó al principe, que no pudo más que tirar su espada y rendirse. Después fue encarcelado para siempre como castigo por su horrible comportamiento.
A partir de ese momento, el rey Ricardo retomó el trono y por suerte para Robin y todos los habitantes de Inglaterra todo volvió a la normalidad y la paz.
Y colorín colorado este cuento encantado se ha acabado